La Web 2.0 ha transformado radicalmente el tradicional mundo de la información y la comunicación. Hemos pasado de ser meros consumidores de información a contribuir en su producción. La horizontalidad, la democratización del conocimiento y de la información, la colaboración entre usuarios y la continua evolución son sólo algunos de sus principales puntos de fuerza.
Evidentemente, el mundo de la educación no permanece ajeno a estos cambios. Esta revolución educativa se conoce como e-learning 2.0: la aplicación de las herramientas de la Web 2.0 al aprendizaje y la enseñanza. Pero, ¿cómo afecta la horizontalidad en la relación entre profesor y alumno y la democratización del conocimiento al rol del docente? ¿Pierde importancia o, por el contrario, se revaloriza? Y el alumno, ¿qué papel juega en esta revolución?
VS.
La mayoría de los participantes de este foro coinciden con el hecho de que la democratización del conocimiento no le resta valor al papel del docente. Si algo hace es darle más valor, al convertirse el docente en un guía, el cual debe mantenerse al tanto con las TIC, desarrollar métodos innovadores y hacer un buen uso de ellas, para el mayor beneficio de sus estudiantes.
Es así como el papel del profesor será más relevante que nunca, ya que a pesar de que el estudiante tenga a su disposición innumerables fuentes de información y contenidos, el profesor deberá ubicarlo y evitar que se pierda o desvíe ante la superabundancia de información que tendrá a su alcance, ayudándolo así a obtener un aprendizaje individual óptimo.
El profesor pasaría del papel tradicional de “autoridad” en el aula a convertirse en un guía / catalizador del aprendizaje de los alumnos. Estamos inmersos en esta etapa de cambio donde se fomenta la autonomía y la interacción del alumno. Como la mayoría de las transiciones, es una etapa difícil tanto para los profesores como para los estudiantes. Por ello, ahora más que nunca, es fundamental la preparación del docente y su capacidad de adaptación a estos cambios.
¿Y si nos ponemos en el lugar del alumno?
En un mundo de posibilidades infinitas, cabe imaginar que el alumno pueda sentirse perdido, desorientado, desmotivado. Por ello, es indispensable la guía y ayuda del docente. El profesor debe estar ahí para motivar al alumno en su búsqueda, extraer la información que sea más relevante y productiva y evitar que se sienta abrumado ante el océano de contenidos al que tiene acceso.
Al mismo tiempo, el docente deberá estimularlos y darles libertad a sus alumnos para que ellos, siguiendo las pautas del profesor y del curso tomado, desarrollen una mayor creatividad y autonomía y se animen a experimentar.
Por otra parte, la Web 2.0 no sólo representa una fuente de información y conocimiento, sino que además ofrece al alumno la posibilidad de interaccionar con otros usuarios. De este modo, tanto los docentes cómo los alumnos participarán en una retroalimentación continua.
Competencia digital docente (CCD)
Tras el visionado del video de Jordi Adell, la mayoría de los participantes del foro considera que el proceso de adquisición de la competencia digital docente es un proceso largo que requiere un alto grado de esfuerzo y paciencia por parte de los docentes y alumnos. El proceso consta de cinco fases según el proyecto ACOT:
1. Acceso / Aprendizaje: el profesor aprende a usar la tecnología.
2. Adopción: la tecnología reemplaza los métodos tradicionales, apenas hay innovación didáctica.
3. Adaptación: la nueva tecnología aumenta la productividad = valor añadido.
4. Apropiación: experimentación con las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología.
5. Innovación: la tecnología permite la creación de materiales didácticos radicalmente nuevos.
A lo largo de este proceso, los docentes podemos avanzar o permanecer indefinidamente en una de las fases sin culminar el proceso con la creación de tareas innovadoras. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de que el profesorado disponga de la formación y de los recursos necesarios que les permita utilizar eficaz y eficientemente las TIC en sus actividades profesionales. Del mismo modo, dicho proceso de adquisición ha de iniciarse en los primeros estadios de nuestra formación y ha de desarrollarse gradualmente a lo largo de los años; de cuya maestría se extraerá una mejora cualitativa de nuestra acción docente y, por ende, de todo el proceso educativo
Si bien el video no ofrece ninguna definición estandar del término CDD, si apunta varias pistas acerca de cómo lo podríamos definir y a partir de las cuales se han ido formulando varias propuestas: Vendría a ser una capacidad del docente, aunque no solo relegada a él-ella sino vinculada estrechamente a los alumnos, para integrar determinados recursos tecnológicos con el objetivo de adaptar los procesos de enseñanza-aprendizaje a las características y necesidades de la sociedad actual. Del empleo racional y efectivo de tales recursos o herramientas, así como de la idoneidad de las tareas propuestas, el alumno adquirirá un papel más activo en su propio aprendizaje.
María de Valle Gañán
Tatiana Rodríguez
Andrés Álvarez
Federico Parra
* Imagen 1 adaptada de: http://tux.gigaleet.com/web-2-0/tim-berners-lee-actually-gave-us-web-2-0.php
* Imagen 2 creada por nosotros.
Muchas gracias, chicos, por el esfuerzo de condensación de tanta información como hemos ido generando entre todos, tan interesante toda.
ResponderEliminarMe quedo, especialmente, con el apartado dedicado al cambio de rol del profesor, en el que habéis resumido perfectamente tanto el proceso de reflexión que ha ido surgiendo en los hilos como esa conclusión general de que el papel del profesor adquiere un mayor y más exigente valor, en su relación con los alumnos, con la información y con las nuevas herramientas.
Saludos.
En nombre de todo el grupo, muchas gracias José Ramón. Acabamos de añadir una imagen más a la entrada.
ResponderEliminarUn saludo