¿Que tal si, además de usar los libros y el bolígrafo, empezamos también a utilizar la pizarra interactiva y otras herramientas de este tipo? ¿Por qué no combinar la clase “de papel y boli” con una “más tecnológica”? Comienzo con esta pequeña reflexión porque soy consciente de que muchos programas educativos se basan en la repetición y en las mismas conversaciones de siempre. Muchos de estos programas no están estructurados para la creatividad, para la originalidad, el ejercicio de la actitud crítica, la interacción con el medio ni para la resolución de las controversias de su tiempo y espacio determinados. Esto hace que el alumno no se sienta motivado y muestre una grave falta de interés que puede afectar a sus ganas de aprender y en su rendimiento. ¿Por qué no interactuar con otras personas a la vez que aprendemos?
En este artículo quiero destacar la importancia que tiene innovar y no quedarse estancado en lo mismo de siempre porque estaríamos provocando una falta de motivación. Esta falta de interés ha ido “animando” a los miembros del sector de la educación a plantearse un cambio en la forma de dar las clases y en las herramientas y la metodología empleadas. Aquí es cuando empezamos a ser conscientes de la importancia de las TIC en el mundo de la educación y de los resultados, en su mayoría positivos, que éstas pueden tener sobre el estudiante.
Sin embargo, para que las TIC obtengan los resultados esperados dentro del aula, es necesario que, dentro de cada centro, existan las infraestructuras tecnológicas adecuadas y que, a su vez, los profesores estén capacitados para usar estas herramientas y adaptarlas a sus clases, siendo, de este modo, capaces de lograr una gran innovación, la cual se conseguiría al ser capaces de combinar una enseñanza “informatizada” con la enseñanza tradicional. De este modo, nos beneficiaríamos de ambos métodos, de manera innovadora.
Aunque esta práctica está teniendo cada vez más éxito en la docencia, aún se debe seguir trabajando para conseguir sus máximos resultados y beneficios pues esta metodología también presenta alunas limitaciones como, por ejemplo, el elevado coste de los equipos, ya que no todos los centros pueden permitirse incorporar nuevas infraestructuras. Además, tal y como hemos mencionado anteriormente, existe una falta de capacitación de los educadores para el correcto uso de la tecnología y su adaptación a la práctica docente. Si el docente no está capacitado para usarlas, no puede innovar.
En conclusión, tal y como ya hemos comentado muchos de nosotros en los foros del blog y del curso, las TIC son una forma muy práctica de innovar en el aula y de conseguir que los estudiantes saquen el máximo partido de sus conocimientos, puesto que el aprendizaje mediante la tecnología hace que se produzca un constante intercambio de información y que podamos compartirla con todos los usuarios de nuestro grupo y con otros de la red, de manera amena y dinámica. Con “amena” me refiero a que, poco a poco, los usuarios encontrarán que esta forma de aprendizaje los motiva y los incita a investigar y participar en foros sobre temas interesantes (se crea un constante intercambio en cadena). Esto, a su vez, hace que los estudiantes entren en contacto con otras personas y que, incluso, compartan materiales con sus profesores. Sería un método muy dinámico del que tanto docentes como alumnos salen beneficiados. Ampliaríamos nuestros conocimientos con distintas personas y aprenderíamos a cooperar los unos con los otros y a trabajar en grupo.
Espero que todos nosotros podamos sacarle el máximo partido a las TIC y, como dice el titulo de mi articulo “innovar o no innovar”. ¿Por qué conformarse con la clase de siempre si ahora, gracias a la tecnología, podemos conseguir mejores resultados y ser más originales logrando un mayor rendimiento por parte de nuestros alumnos? Si no innovamos es porque no queremos.
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