Es decir que la competencia digital docente no solo se debería poner en práctica en el transcurso de la clase (despliegue de medios informáticos y digitales para una mejor enseñanza de ELE) sino también en la planificación y en la evaluación, con las múltiples connotaciones que este último concepto tiene actualmente en la enseñanza y aprendizaje de idiomas.
¿Qué echamos de menos? En la definición de la competencia “analógica” docente se mencionan los conocimientos, las habilidades y las actitudes del profesor de ELE, pero todas ellas están interrelacionadas con un cuarto elemento, sin el cual no se podrían desarrollar las otras tres: el aprendizaje. Es evidente que no hay ninguna faceta de la ciencia en la que no se pueda seguir aprendiendo, pero en el mundo digital, donde los avances son tan vertiginosos, sin actitud de aprendizaje hacia las nuevas tecnologías, nuestra competencia digital docente estaría muy rápidamente “pasada de moda”.
Además esta reflexión nos lleva a las diferentes fases de las que habla Jordi Adell en el vídeo:
- Acceso
- Adopción
- Adaptación
- Apropiación
- Invención
Las fases que explicita nos indican que la adaptación digital por parte del profesorado exige tiempo y que seguramente muchos de nosotros no alcanzaremos esa quinta fase de creación. No obstante, no creemos que sea tan importante, de la misma manera que no nos exigimos pintar un cuadro totalmente original o escribir una obra literaria innovadora...
Por otra parte, seguramente, al ver el vídeo todos hemos intentado nivelarnos en una de esas 5 fases ¿En cuál estamos? Y nos hemos reconocido en varias de esas fases… La presentación nos da una imagen “homogénea” de la competencia digital y esto no creemos que sea cierto.
En un determinado momento, algunos aspectos de nuestra competencia digital docente estarán en una fase de acceso; otros, habrán pasado a la adopción; otros, a la adaptación e incluso a la apropiación y todo esto de una manera cíclica... serán los contenidos, nuestras habilidades y actitudes las que irán alcanzando esas diferentes fases.
Finalmente, se ha planteado en el foro el hecho de hasta qué punto un estudiante que no sabe utilizar la red en español sabe realmente comunicar en este idioma. Seguramente, el alumno sabe comunicar pero no está aprovechando los recursos que nuestro mundo actual le está ofreciendo. Esta reflexión nos lleva a la siguiente conclusión: el profesor que no utiliza las TIC en sus clases y, por tanto, no se adapta a las necesidades actuales de los aprendices de lengua, está impidiendo el acceso de sus estudiantes a los recursos y herramientas que deberían conocer y que les permitirían llevar a cabo en español tareas relacionadas con las TIC, tareas que, por otra parte, ya realiza en su propia lengua. De esta manera, el cómo se enseña, los instrumentos que se utilizan tanto para la enseñanza como para el aprendizaje, cobra una relevancia especial.
Parece pues esencial la necesidad, por parte de los docentes, de prepararnos para poder ofrecer a nuestros estudiantes oportunidades de aprendizaje a través de las TIC, así como la necesidad de utilizarlas y conocer de qué manera pueden contribuir y facilitar el aprendizaje. Técnicamente sí que hay una diferencia en la enseñanza de ELE antes y después de la aparición de recursos multimedia e Internet, pero, a nivel de presupuestos didácticos, las TIC, en general, y la web 2.0, en particular, hacen más asequible planteamientos surgidos hace ya varios años en el enfoque comunicativo: el papel del profesor-guía o facilitador del aprendizaje y la evidencia de que el conocimiento se va forjando entre todos.
Mª Olga Chapado Chorro
Gracias por vuestra entrada en el blog. Creo que habéis hecho un buen resumen de lo trabajado durante estos días con el material de la plataforma, con los documentos de la biblioteca y con los hilos de reflexión en los foros.
ResponderEliminarCoincido con vuestra exposición en partir de la definición de la presentación de Amelia Blas y en el apunte que hacéis de que la CDD no incide únicamente en el uso de las TIC en el aula sino en toda la labor del profesor que incluye, como decís, la planificación, el desarrollo y la evaluación de clases... y, añadiría yo, la formación del propio docente.
Un saludo,
José Ramón